¿Qué es la diabetes?
La Diabetes Mellitus es un grupo de enfermedades metabólicas crónicas que presentan hiperglucemia (altos niveles de glucosa en sangre), debido a una disminución en la secreción o en la acción de la insulina o a ambas situaciones.
La insulina es una hormona, secretada por las células β de los Islotes de Langerhans del páncreas, responsable del mantenimiento de los valores adecuados de glucosa en sangre; permite que la glucosa sea transportada al interior de las células, de modo que éstas produzcan energía o almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria.
Cuando falla, se produce una hiperglucemia crónica que origina una disfunción y fallo en varios órganos como por ejemplo, el ojo, riñón, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
¿Qué síntomas produce?
Los síntomas principales de la diabetes son: exceso de orina (poliuria), aumento de las ganas de comer (polifagia) y de la sed (polidipsia). También debe hacernos sospechar una diabetes la pérdida de peso sin causa aparente, irritabilidad y cambios de ánimo, infecciones frecuentes, vista nublada y fluctuante, cortes en la piel y rasguños que no se curan o curan muy lentamente, picazón en las manos o pies, infecciones recurrentes en la piel, vejiga o encía y por supuesto, niveles elevados de azúcar en la sangre (hiperglucemia) y en la orina (glucosuria).
¿Cuál es su prevalencia?
La diabetes afecta a más del 6% de la población. Las posibilidades de contraerla aumentan a medida que una persona se hace mayor, de modo que por encima de los setenta años la padece alrededor del 15% de las personas. Además el aumento de la obesidad, está originando un importante incremento de personas diabéticas.
¿Existen diferentes tipos de diabetes?
Actualmente se consideran 4 tipos de diabetes, que se diferencian tanto en su origen como en su prevalencia.
- Diabetes tipo 1. Se caracteriza porque el páncreas no produce insulina. Suele aparecer de forma muy brusca en la infancia, la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta. Su sintomatología es clara, poliuria, polidipsia, polifagia, así como pérdida de peso. Se debe a la destrucción autoinmune de las células β del páncreas. El tratamiento farmacológico es la insulina. Un 5-10% de los diabéticos presentan este tipo de diabetes.
- Diabetes tipo 2. Se caracteriza porque la insulina no se utiliza adecuadamente. El páncreas si produce insulina, pero, o bien, no produce suficiente, o no puede aprovechar la que produce ya que el receptor de insulina de las células que se encargan de facilitar la entrada de la glucosa a la propia célula están dañados. Se presenta en la edad adulta y está relacionada tanto con la carga genética del individuo, como con factores de riesgo, principalmente el sobrepeso y la obesidad. Su sintomatología no es clara y por tanto un diabético tipo 2 puede estar muchos años sin estar diagnosticado. El tratamiento farmacológico se basa en el empleo de antidiabéticos orales sin o con insulina, según progrese la enfermedad. Un 90-95% de los diabéticos presentan este tipo de diabetes.
- Diabetes gestacional. Incluye cualquier tipo de diabetes diagnosticada en el embarazo, independientemente de que persista o no después del parto. La prevalencia oscila entre el 1 y el 14% de los embarazos.
- Otros tipos. Se originan como consecuencia de alteraciones genéticas, determinados fármacos como los corticoides, o bien enfermedades endocrinas o pancreáticas.
¿Qué repercusiones clínicas tiene la diabetes?
El aumento mantenido de glucosa en sangre, la hiperglucemia, produce una glucotoxicidad que repercute en los vasos sanguíneos, alterando su permeabilidad y disminuyendo su flujo. Esta alteración vascular puede afectar a diferentes órganos y provocar diferentes síntomas:
- Daño de los pequeños vasos sanguíneos (microangiopatía).
- Daño de los nervios periféricos (polineuropatía).
- Pie diabético: la mala irrigación sanguínea de los pies, puede conducir por el roce con el mismo calzado a heridas de difícil cicatrización lo que puede generar eventualmente la amputación de las extremidades inferiores.
- Daño en la retina (retinopatía diabética).
- Daño renal: Desde la nefropatía incipiente hasta la Insuficiencia renal crónica terminal.
- Hígado graso (esteatosis hepática).
- Daño de los vasos sanguíneos grandes (macroangiopatía).
- Cardiopatía diabética.
- Coma diabético.
- Dermopatía diabética.
- Enfermedad periodontal periodontitis.
- La hipertensión arterial acelera la progresión del daño en los distintos órganos por lo que su control en los diabéticos adquiere una mayor importancia.